6 maig / Castell de Hartheim i Munic

“… el castillo de Hartheim fue edificado a finales del siglo XIX como lujoso centro psiquiátrico, en el que las familias de postín de Viena encerraban a aquellos de sus vástagos afectados de desordenes mentales o que padecían discapacidades que la medicina de entonces consideraba como tales. Situado en el campo aunque no lejos de la capital, Hartheim no era entonces un manicomio al uso de la época sinó una especie de lugar de reposo indefinido para gentes pudientes.  /  Todo cambió con la anexión de Austria a la Alemania del Tercer Reich. Los nazis convirtieron Hartheim primero en el lugar donde hicieron desaparecer a todos los enfermos y discapacitados psíquicos del país, y más tarde en un sinistro centro de estudio y experimentación sobre el cerebro y la mente en la que usaban como cobayas a seres humanos. Y durante la guerra, Hartheim, dotado de cámarsa de gas y hornos crematorios, hubo de asumir también el papel de centro descongestioandor del matadero saturado de trabajo que era Gusen I; muchos deportados internados en ese campo y en sus ampliaciones (Gusen II y Gusen III), fueron llevados a hartheim y asesinados en sus instalaciones. Joaquim Pisa, Un castillo en la niebla. (p.114-115)

“A partir de julio de 1941 funcionó una comisión médicav que seleccionava a prisioneros para lo que  cínicamente llamaben <<una muerte piadosa>>. El 14 de agosto fueron trasladados los primeros prisioneros al castillo de Hartheim /…/ A finales del mes se interrumpieron los transportes de prisioneros a Hatheim, reanudandose en diciembre de 1941 y enero de 1942, y posteriormente cuando existía un número suficiente de enfermos. En conjunto se gaseó en Hartheim a dos mil prisioneros de Gusen. /  El procedimiento de traslado y ejecución era sencillo. Una vez  seleccioandos por el comité médico, se hacía creer a los presos que se les iba a llevar a un sanatorio donde podrían recuperarse antes de volver a trabajar. Luego se les transportava en caminón hasta Hartheim, distante unos veinte kilómetros de Mauthausen. Una vez en el castillo se les trasladaba a una dependencia que simulaba unas duchas, donde eran gaseados después de ser encerrados herméticamente. Luego de comprobar que las víctimas habían fallecido se retiraban los cadáveres, que eran incinerados en el horno crematorio en una sala aneja. /  Hartheim era un centro de experimentación pretendidamente científico en el que los bárbaros médicos al servicio de la SS llevaban a cabo inauditos y atroces experimentos, los transportes de los que se ha dado cuenta tenían por único objeto <<desatascar>> Mauthausen y Gusen, razón por la qual se daba muerte a los prisioneros de modo practicamente inmediata a su llegada.”  Joaquim Pisa, Un castillo en la niebla. (p.91-92)

“Hacia finales de 1922, Streicher viajó a Múnic y tuvo ocasión de escuchar a Hitler por primera vez. Durante los juicios de Nuremberg, Streicher describió así la experiencia: <<Primero despacio, luego con mayor rapidez y energía y, para acabar, con una intensidad arrolladora … En un discurso de más de tres horas, revestido de un lenguaje inspirado, puso de manifiesto un pensamiento que era un tesoro admirable. Todo el mundo sentía lo mismo: este hombre hablaba inspirado por la divinidad, hablaba como un mensajero del cielo en una época en que el infierno amenazaba con devorarlo todo. Y todo el mundo lo entendía, ya fuera con el intelecto o con el corazón, ya fueran hombres o mujeres. Había hablado para todos, para el conjunto de el pueblo alemán. Su discurso concluyó justo antes de la medianoche, con una invocación inspirada: “¡Trabajadores! ¡De las oficinas y de las fábricas! ¡A vosotros os tienden la mano una comunidad popular alemana de ación y sentimiento!>> (p43) Laurence Rees, El Holocausto. Las voces de las víctimas y de los verduos.

Munic  / Galeria d’imatges